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Los Punks ¿Tienen estilo?

La temática de la Gala Met, no conoce límites.
Por Paloma Kerr

Muy al estilo Carrie Bradshaw me dispongo a escribir y contarles como me fue visitando la Gala del Met que este año tiene como temática: El Punk.

 

Pertenezco a esos cientos de personas que tienen un cliché con la ciudad de Nueva York, quizá debo culpar a los directores de todas las películas que durante años me han vendido la idea de que las personas que trabajan ahí son exitosas o que el chico que me gusta irá tras de mi cuando salga del bar de moda ubicado en Brooklyn.

 

Tardé más de 15 años en darme cuenta de cuanto anciaba conocer esta ciudad y ver con mis propios ojos como nadie apaga las luces que iluminan todo el día Times Square o sentirme en otra ciudad mientras camino por Soho o Little Italy. 

 

Compré un vuelo que me llevaría directamente a la Gran Manzana. ¡No podía creerlo!, ¿en verdad está sucediendo esto?. 

 

Aterricé cerca de las 6 de la mañana y aunque estaba un poco cansada, confieso que mi emoción y mis nervios me rebasaban. Volteaba a todos lados y mirando desde la ventana de mi taxi sentía que cualquier edificio que miraba era el famoso Empire State. 

 

Dejé maletas, me arregle un poco y como buen turista ya tenía pensada cual sería mi primer parada; el Museo Metropolitano de Arte  (Met), no podía dejarlo para otro día.

 

Soñé tantos días con subir las escaleras principales, efecto de ver por meses la serie Gossip Girl y alucinar que platicaba con mi mejor amiga sentada ahí mientras la vida perfecta que todo el mundo tiene en esa ciudad, seguía su camino. 

 

Llegué con una idea protagonista en mente: Ir directamente a la sala donde estaba montada la exposición del Punk. 

 

En estos tiempos es mucho más fácil enterarse de que cosas suceden del otro lado del mundo, en este lugar la Gala Anual del Museo en colaboración con la Editora más famosa del planeta, Anna Wintour, paralizan la ciudad. 

 

Primero se debe elegir un tema, cual será la inspiración de esta exposición, cual será el eje del montaje.

Después de enviarse las invitaciones exclusivas, los famosos que decidan asistir tienen que hacerlo vestidos con algo que versione el concepto, es decir, cómo ellos interpretarían ese tema en su vestimenta.

 

La prensa puede alabar el vestido de una celebridad con tal impacto que puede lograr que se agote en minutos o puede destruirlo tanto que quien lo usé querrá volver a casa de inmediato.

 

 

 

Ansiosa desde que estaba en el elevador, por fin llegué al 5to piso donde se encontraba la exposición... ¿vacía?.

 

Poca gente que estaba ahí comprendía de que era o peor aún, quienes estuvieron un par de semanas antes en esa sala, en esa exhibición.

 

Comencé a prestar atención a mi alrededor, al olor de la sala totalmente negra que complicaba bastante saber por donde se caminaba. 

De repente, una breve luz color blanco parpadeaba y me guiaba hacía mi primer parada. Ya frente a ese "callejón", la luz tenue se encendió poco a poco. 

Estaba en un callejón, literalmente. Las paredes eran de ladrillo gris y algunos tabiques estaban rotos. Había grafittis que decían ¡Arriba el Punk!. 

El piso del callejón improvisado tenía agua, aunque era poca había que tener cuidado. Enseguida observé que había volantes del siguiente concierto pegados en estas paredes con un... ¿chicle?.

 

Continúe mi camino y la música empezó a sonar, ¿qué quien era?, no lo sé, solo eran gritos, muchos gritos, definitivamente era el primógenito del punk.

 

Buen inicio el de esta exposición, pensaba todo el tiempo en mi mente. Me sentía en alguna escena de la película "The wall" de Pink Floyd, grupo que para nada me sorprendería que comenzara a sonar en este lugar. 

 

A travesar este callejón, no era tarea díficil, procesar lo que estaba a punto de ver sí que lo sería.

 

Cuadros de flyers originales de las tocadas que se organizaban en esos tiempos, portadas de discos autografiados, playeras y souvenirs, ¡bingo!, ahora estaba entrando a un concierto.

 

La siguiente sala tenía música a todo volumen, bastante rockera, era buena. 

Y ahí estaban, los protagonistas del museo; los vestidos. 

 

No puedes detenerte mucho tiempo frente a ellos, lo cual complica poder observar a detalle de que y como estan hechos. 

Maniquíes sobre plataformas altas de color blanco se adornaban con pelucas inmensas de colores neón y en algunos casos solo eran de color negro. 

Algunos estaban vestidos con faldas muy cortas, un poco rotas, yo diría que estan rasgadas porque ¿que punk, no termina en el suelo después de una buena fiesta?.

 

Saqué mi camará sin dudarlo, yo quería tener recuerdos de esta exhibición. Como fue una acción que no pensé, al momento de tomar la fotografía, un señor de seguridad, bastante rudo me pedía que la guardara. Lo hice, pero yo me tenía que ir con la fotografía de ese vestido largo color negro, mi favorito.

 

Mientras más me adentraba a la exposición, más pensaba en todas las horas de trabajo que rodean este lugar. Lo delicado de los detalles, lo minucioso y perfecto que resultaba cada maniquí. 

 

Estaba a punto de irme, había terminado la exposición. 

No puedo irme sin mi foto, me repetía constantemente, así que aceleré el paso en sentido contrario, y ahí estaba, tan hermoso, tan perfecto y ¡FLASH!.

 

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